lunes, 17 de abril de 2023

75| Entre las páginas de: Jezabel de Eduardo Sánchez Rugeles

¡Hola gente! 

Como es costumbre en este blog, les traigo frases o fragmentos de libros que he leído, si leyeron el titulo saben que se trata de Jezabel, un libro escrito por un escritor Venezolano, lo leí hace años así que no recuerdo del todo la historia o mis sentimientos hacia él, sin embargo, por lo que vi en goodreads se que me encanto, le di 5 estrellas y eso es sorprendente, sobre todo porque a mi no me suelen gustar este tipo de historias, si logro conseguir el libro de nuevo, seguramente me lo relea, quisiera leer más autores de mi país pero no conozco muchos, muchos actuales quiero decir. Si conocen algún escritor Venezolano que quieran recomendarme ¡adelante!, estaré leyendo los comentarios, se que hay una que tiene una novela que se llama a través de mi ventana o algo así, pero sinceramente siento que no me gustará, la película también es malísima, sin embargo, hay otra novela de ella que tiene muy buenos comentarios y tengo en lista, así que ya le iré comentando qué tal.

(1.)

¿Sabes qué encontraron en la autopsia?». Alcé los

hombros. El morbo de la anécdota estimulaba mi curiosidad. «La esposa de Hinojosa sufrió una embolia vaginal. Le dio algo así como un infarto... en la cuca». Tras la carcajada volvimos a besarnos.


(2.)

 Muchas veces intentaron sancionarnos por ese tipo de burla pero, para nuestra fortuna, existía la Lopna. Aquella estúpida ley nos la sabíamos de memoria, de atrás para adelante. A su lado, el reglamento colegial era un papel inoperante. Las ridiculeces de la Revolución, en su preocupación por la salud mental de los niñitos, niñitas, adolescentes y adolescentas, fueron nuestra tapadera. Hacíamos lo que nos daba la gana. Éramos intocables.


(3.)

 Viajar en vacaciones, entonces, era imposible. El gobierno había

fundado una oficina miserable: Cadivi. Nuestro dinero (el dinero de nuestros padres) no tenía valor fuera de las fronteras. Solicitar cupo en esa casa de beneficencia era un trámite tan ridículo como complicado. Había que recopilar carpetas de colores, papel lustrillo, aserrín, plastilina y hacer colas interminables para mendigar la autorización del uso internacional de nuestras tarjetas de crédito.


(4.) 

El país (su involución, su pobreza) aceleró lo inevitable. Venezuela siempre

fue una tierra oscura por la que no desarrollé el más mínimo sentido de arraigo. Si algo siento por este lugar es un inmenso reconcomio, desprecio, arrechera, odio. La Revolución destruyó el negocio familiar de los Matri. Las zapaterías de La Candelaria fueron expropiadas.


(5.)

Nuestra juventud fue un desparpajo de libertad en el que no especulamos

con límites o prejuicios. Lo compartíamos todo. Nos acostumbramos a dormir

juntos. Íbamos al baño juntos. Utilizábamos la misma ropa. En la casa de Carmen, teníamos un único cepillo de dientes. Me aprendí de memoria sus olores, sus manías, la frecuencia de sus reglas, sus cambios de temperamento. El sacrificio de la virginidad fue un episodio al que no le otorgamos ninguna trascendencia. Solo queríamos divertirnos y olvidar que habíamos nacido en la provincia más pobre del infierno. Lo esencial del amor era su condición de pasatiempo. La felicidad consistía en dejarse llevar por las pulsiones del cuerpo. El placer tenía la última palabra.


(6.) 

La felicidad, en ese tiempo, estaba lejos de esa cosa amorfa y sobrevalorada que los viejos llamaban hogar.


(7.)

 Una vez, un psicólogo me dijo que mi homosexualidad era el

efecto de la falta de un referente paterno. No sé en el resto del mundo, pero en Venezuela no existe nada más predecible que un psicólogo.


(8.)

 nadie tiene nada que decir. No quiero perder el tiempo. Caracas carece de

discurso. Con la gente, he adoptado una política pragmática: si quieres tirar,

tiremos; reviéntame el culo, lléname la boca de semen, pero no me digas cómo se llama tu perro, no me expliques el significado de tus sueños, no me cuentes las historias que te contaba tu abuelita cuando eras pequeño. Tu vida de mierda no me importa.


(9.)

 Nunca tuve amigos hombres. En la escuela primaria, ninguno de mis

compañeros se atrevía a dirigirme la palabra. El machismo, entonces, era un

honorable paradigma. Nadie quería hablar con Alain Barral, el mariquito amigo de las putas. Porque mis amigas, desde el jardín de infancia, tenían fama de putas.


(10.)

 Me burlé de la expresión. La memoria es aficionada al cinismo.


(11.)

Sin pedir permiso, fundamos nuestra propia burbuja. Lo que pasó después fue que la vida se torció… Pero, a fin de cuentas, la vida siempre se tuerce.


¡Nos leemos la próxima!

11 comentarios:

  1. Gracias por la recomendacion, es bueno que alguien te cuente un poco de que va el libro para decidirte , en esta ocasión no me lo apunto, Abrazos

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  2. Necesito leerlo. Suelo leer muchos libros de ese tipo. Bonitas frases!

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  3. ¡Hola! Pues con solo leer estas frases la verdad es que ya apetece leer el libro, se ve súper interesante. Un besote :)

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  4. Parece muy interesante, y desde luego con frases muy especiales. Besos :D

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  5. ¡Hola!
    Menudas frases más retorcidas : "el mariquito amigo de las putas. Porque mis amigas, desde el jardín de infancia, tenían fama de putas."
    No estoy segura si me llama la atención para leérmelo o para pasar de el jajaja me ha dejado un poco sensaciones raras.

    Un saludo!

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  6. ¡Hola! Wow vaya frases. No se si me termina de llamar la atención, no sé si sea un libro para mi

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  7. Encuentro una historia interesante. Gracias por la reseña!

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  8. Hola ^^
    Woooo me ha llamado mucho la atención con esas frases, muchas gracias por compartirlo, me le llevo apuntado!

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  9. Gracias por la reseña. Tomo nota te mando un beso.

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  10. Gracias por el descubrimiento aunque no creo que sea para mi :(
    Besos

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  11. HOLA, HOLAAAAAAAAAAAAAAA

    La verdad es que estas frases que has compartido me han dejado reflexionando mucho. No me queda más remedio que tomar nota de este libro.

    ¡SE MUUUUUUUUUUUUUUY FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ!

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