Entonces mi abuelo se volvió hacia mí y me preguntó:
—¿Por qué es tan duro perder a la persona amada?
Ante mi silencio, mi abuelo prosiguió: —Debe de ser porque ya amabas a esa persona antes. No es que la separación o la ausencia sean, en sí mismas, tristes. El amor hacia esa persona, que ya existía previamente, es el que hace tan dolorosa la separación y el que te hace perseguir su recuerdo con nostalgia. Y ese dolor nunca desaparece. ¿No se puede afirmar, por lo tanto, que el dolor y la tristeza no son más que una manifestación parcial de esa gran emoción que es nuestro amor por alguien? —No lo sé. —Piensa en la desaparición de una persona. Si se trata de alguien que no te importa, no sientes nada. No tienes conciencia de haberla perdido. En realidad, sólo sientes que pierdes a alguien cuando es alguien a quien no quieres perder. Es decir que, posiblemente, la sensación de pérdida es una parte del amor que se siente por alguien. Como se ama a una persona, su ausencia se convierte en un problema, su ausencia produce dolor en la persona que ha dejado atrás. Y la tristeza siempre le lleva a uno a la misma conclusión: «La despedida ha sido dura, pero algún día volveremos a reencontrarnos».
¡Hola!
ResponderBorrarQue bello texto.
Yo también, aunque ya te digo que no soy creyente, creo que algún día u otro, nos volveremos a encontrar con esas personas que hemos y amamos, o eso quiero pensar.
Por otro lado, estoy de acuerdo al 100% con el texto. Cuando hay sentimientos, viene la unión de la "necesidad" de tener esa persona al lado, y cuando la separación es inevitable, es imposible que no nos duela.
Besotes