Y me encontre con esto entre mis escritos: Una noche

¡Hola terrícolas!

Hace tanto me encantaba escribir a diario, no digo que ya no me guste, sino que no lo hago con la misma frecuencia y en ocasiones son cosas bastantes deprimentes. Sucede que hace días me puse a leer las cosas que he escrito hasta ahora y me encontré con muchos que me encataron y que me sigue encantando aunque no son perfectos. El día de hoy quiero compartirles uno de ellos. Espero que les guste, me dejen su comentario acerca de el y todo eso.. Sin mas me despido. mua

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Cortando corazones como quien corta anémonas

 -Fernando Fortún-

Fue una noche cualquier e íbamos como de costumbre a caminar por el parque.

Había un silencio molesto paseamos por un rato y miramos los arboles mientras la cruel oscuridad nos iba arropando cada vez más. Estuvimos en varios lugares antes de sentarnos en aquella banqueta sin farol. De pronto las hojas hacen sonidos, al igual que los pájaros -Tienen alma de Chopin- Dijimos ambos.

La noche cada vez era más fría y acerque mi cuerpo al de él, sus venas se notaban, nos miramos y nos comunicamos por ella, -aunque admito ver más sus labios rojos- ambos tratamos de evitarlo pero el deseo pudo más. 

Susurraste a mi oído -abrázame- y cedí. Ahora la música de fondo era su respiración, el tambor su corazón y el ritmo lo tenían sus ojos marrones que no paraban de mirar a todos lados.

No recuerdo cuanto tiempo estuvimos mirándonos y escuchando la respiración de cada uno tan cerca.

Sus manos se posaron en mi cara y de pronto se vino un beso apasionado, sentí su lengua en lo más lejano del paladar y sus manos habían cambiado de lugar, ahora estaban debajo de mi camisa mientras que las mías se deslizaban delicadamente por su helada espalda que era similar a la de los dioses griegos.

La búsqueda del territorio se prolongo por 30 minutos al igual que los besos, de manera salvaje sentí sus dedos resbalar por el dulce néctar -Discúlpame- escuche, no le preste atención a sus palabras y lo mordí. Cuando termino de acomodarme en la banqueta sentí su órgano penetrar mi vagina, los gemidos acompañaban la respiración y el sonido de su piel contra la mía ¡Fulminante!. Al día siguiente desperté en su cama, no logro recordar más nada, el placer me cegó y agoto, pero eso sí ambos siempre recordamos ese momento donde la luna fue testigo de una noche de amor.

¡Hasta la próxima!