viernes, 15 de enero de 2016

Ella vale nueve canoas

parabola
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     Dos marineros amigos, Jacques y Henri, trabajaban en un buque carguero por el mundo, y andaban todo el tiempo juntos. Cada vez que llegaban a un puerto, bajaban a tierra a ver y a conquistar chicas. Un día arribaron a una isla del pacífico, en la Polinesia Francesa, desembarcaron y fueron al pueblo a divertirse.
En el camino se cruzaron con una muchacha que estaba lavando ropa en un pequeño arroyo. Jacques se detiene a conversar con ella. Le hace preguntas sobre la isla, sobre las costumbres de la gente, se interesa en saber mas de ella como persona, lo que quiere hacer en la vida, lo que piensan sus padres de los forasteros y muchas curiosidades de ese tenor. La chica lo escucha con atención y va respondiendo con firmeza e inteligencia, y hasta con cierta timidez, las inquietudes de Jacques. La charla dura un largo rato.

     Henri se queda al margen de la conversación, pero al notar que esa mujer no es nada del otro mundo le dice a su amigo que no pierda el tiempo, que debe haber mas chicas bellas en el pueblo. Sin embargo, el otro insiste en continuar el dialogo y asi se va casi toda esa tarde en esa entrevista. La mujer aceptando la charla de Jacques sin dejar de hacer sus tareas con la ropa, hasta que, finalmente, le dice al marinero que las tradiciones del lugar le impiden hablar mucho tiempo con un hombre, salvo que este manifieste la intención de casarse con ella. Dado el caso, entonces debe hablar primero con su padre, quien es el jefe o patriarca del pueblo, Jacques acepta y le dice: -Esta bien. Llévame ante tu padre si es asi, ¡Quiero casarme contigo!


2
    El amigo, cuando escucha esto no lo puede creer y le dice a Jacques: -¿Por qué te metes en problemas?
Hay un montón de mujeres mas lindas en el pueblo. ¿Para que tomar una desicion tan precipitada? -No es broma Henri. Me ha interesado mucho esta muchacha, es inteligente y fina; me quiero casar con ella. Espero ver a su padre para pedir su mano.
Y, sin escuchar a su amigo, Jacques siguió a la mujer al encuentro con el patriarca de la aldea. El marinero le expone ampliamente sus deseos, mientras el jefe de la tribu lo escucha con cuidado, enseguida le manifiesta que en esa aldea la costumbre era pagar un dote por la mujer elegida para casarse, le dice que tiene varias hijas, y que el valor de la dote varia según las cualidades de cada una de ellas: Por las mas hermosas y jóvenes se debía pagar nueve canoas, y como el tenia otras hijas no tan hermosas y jóvenes, pero excelente cuidando a los niños y cocinando, esa valían siete canoas; y asi iba disminuyendo el valor de la dote de acuerdo con los atributos de cada una.
El marinero le explica que había elegido a la chica que vio lavando ropa en un arroyo y el jefe le dice que esa hija, por no ser de las mas agraciadas, le valdría solo 3 canoas. -Esta bien- respondió Jacques – me quedo con la mujer que elegí y pago por ella 9 canoas.

El padre de la mujer, al escucharlo le dijo: -Usted no entiende, la mujer que eligió cuesta 3 canoas, mis otras hijas mas jóvenes y bellas cuestan 9 canoas. -Muy bien- respondió nuevamente Jacques. Me quedo con la chica que elegí, pero pago por ella las nueve canoas.

Antes la insistencia del hombre, el padre, pensando que siempre aparece un chiflado acepto y de inmediato comenzaron los preparativos para la boda lo antes posible. Henri no lo podía creer y pensó que Jacques había enloquecido de repente, que se había enfermado de algo, o que se había contagiado de un raro delirio tropical. Pero finalmente, el hombre se caso con la mujer nativa, su amigo fue testigo de la boda y a la mañana siguiente Henri partió en el barco, dejando en es isla a su compañero de toda la vida.

3
El tiempo paso y Henri siempre se preguntaba por la suerte de su amigo en aquella isla lejana, hasta que un dia, años después, el itinerario de un viaje lo llevo al mismo puerto donde se había despedido de el. Ansioso por saber que le había sucedido, salto al muelle y comenzó a caminar hacia el pueblo.
En el camino se cruzo con un grupo de gente que venia marchando por la playa, llevando en alto y sentado en una silla a una mujer bellisima y muy bien atraviada. Todos entonaban canciones, obsequiaban flores a la mujer y esta la retribuía con pétalos y guirnaldas. Henri creyó que estaban en fiestas, paso de largo y prosiguió en búsqueda de su amigo.
Cuando se encontró con Jacques se abrazaron como lo hacen dos buenos amigos que no se ven durante mucho tiempo. El marinero no paraba de preguntar: ¿Y como estas? ¿Te acostumbraste a vivir aquí? ¿Te gusta esta vida? ¿No quieres volver? Finalmente, se atrevió a preguntarle: -¿Y como esta tu esposa? Al escucharlo, su amigo Jacques le respondió: -Muy bien, esplendida. Es más creo que la vistes llevada en andas por un grupo de gentes en la playa que festejan su cumpleaños.
Henri, al recordar a la mujer poco agraciada que años atrás había encontrado, le pregunto si se había separado y tenia una nueva esposa mas bella – No. Es la misma muchacha que encontramos lavando ropa años atrás. -¡Pero como! La que vi en la playa es muchísimo mas hermosa, femenina y agradable, ¡Como puede ser! -Pregunto el marinero – Muy sencillo- Respondió Jacques: Me pidieron de dote 3 canoas por ella, y ella misma creía que valía solo 3 canoas. Pero yo pague por ella mas canoas, la trate y la considere siempre como una mujer de nueve canoas. La amé y la amo como a alguien de esa valía y ella se trasformo en una mujer de nueve canoas.

Marta Ines Bernal Trujillo
Jaime Lopera Gutierrez
La culpa es de la vaca
para mujeres
-Anécdotas, parábolas y reflexiones sobre el poder femenino-.

¿Les gusto? ¿Han leído los libros de "la culpa es de la vaca"?

10 comentarios:

  1. Preciosa metáfora. Me ha encantado. Si no nos valoramos nosotros mismos o los que tenemos cerca, al final nos sentimos mal...Al final somos lo que creemos.

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  2. Bonita metáfora. Nos enseña a querernos y valorarnos. La gente no sabe que realmente tiene un gran valor en el interior.

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  3. que bonito cuento, hay mucha gente que se infravalora hasta que llega alguien que te hace ver lo que realmente vales.

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  4. Qué bonito!!!! me ha gustado mucho, es verdad que lo primero que debemos hacer es valorarnos a nosotros mismos para que los demás nos valoren y si no somos capaces de hacerlo nosotros, siempre habrá alguien que verá más allá de nuestro exterior o de lo que le digan y nos hará comprender nuestra valía!

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  5. Muy bonito, me ha encantado y con una bonita metáfora, no siempre lo que parece mejor lo es, hay que saber valorar mejor a las personas y las cosas, hay que ver más el interior que el exterior. Gracias por el post.

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  6. muy bonito.ahi que aprender a valorar lo bonito que tenemos.

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  7. No lo he leído y creo que estoy perdiendo mi tiempo, cuanto antes debo hacerlo, es una preciosa historia. Estoy ansiosa por compartirla, por contarsela a todos.
    Refleja cuan importante es valorarse a una misma, quererse con todas nuestras virtudes y defecto y creer verdaderamente que ante todo somos mujeres hermosas, pero que valemos por lo que somos y hacemos, pero sobre todo hay que creer que ante todo somos preciosas y valemos 9 canoas
    Que bello relato de verdad.

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  8. Sin dudas que me lo apuntó, me gustó muchísimo! No sé si es tanto una metáfora o una alegoría, pero el mensaje es cierto y llega! Muchas gracias por compartirlo.

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  9. Deja un mensaje muy claro esta metafora..... me encanto

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  10. Bellísimo mensaje, muchísimas gracias por compartirlo con nosotros. Es cierto que a menudo adjudicamos a algo menos valor del que realmente tiene, incluso hacemos eso con nosotros mismos. Hasta que alguien nos abre los ojos y nos hace ver que somos más de lo que creemos. Un besazo.

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